Paso de Misterio del Stmo Cristo de la Coronación de Espinas.

La primera referencia que se tiene en torno a la existencia de un paso para el Cristo está relacionada con la hechura de la imagen por Pedro Gras y Elías Mer en 1665. En este contrato se encarga un auténtico misterio con tres sayones además de la imagen titular. Este «paso» no tendría más remedio que ir sobre unas andas, aunque fueran de pequeño tamaño. No obstante, no existe evidencia documental sobre la construcción de esa primitiva urna.

Sí se tiene constancia de la contratación de una urna por parte de la Cofradía a Francisco Camacho de Mendoza en 1.706. (La urna se refiere al mueble en sí y el paso se refiere a la escena de la pasión que se representa encima.

D. Eugenio Vega Geán, es su artículo “El paso en la Semana Santa Jerezana del Barroco” dice que “Sólo conocemos con algún detalle el misterio de la Coronación que procesionaba antes de 1.766. Además del Señor, tres judíos de madera de ciprés que llevaban dos alfanjes cortos y anchos, una alabarda y dos cañas. Estos poseían al igual que todos los de la época, rasgos feos y grotescos, para producir una teatralidad exagerada, sin más búsqueda por parte del imaginero de una fiabilidad exagerada, sino un efectismo sentimental, el enemigo de la Cristiandad en esta época era el sarraceno y a los sayones se los presentaba como tales, aunque con algunos elementos “romanos” totalmente anacrónicos y orientalizantes. Por tanto, no se trata de falta de pericia por parte del imaginero, sino de seguimiento de unos modelos casi caricaturescos definidos de antemano«.

No se vuelven a tener noticias de otro paso para el Cristo hasta que la reorganización de la hermandad en marzo de 1896 hizo necesario encargar la construcción de uno deprisa y corriendo para poder ser estrenado en esa misma Semana Santa. Se le encargó Manuel Daza, el cual tenía su taller en la calle Bizcocheros. Este paso tuvo que ser básico por necesidad y fue agrandándose y enriqueciéndose dentro de lo posible durante el primer tercio del siglo XX. Tras la II República, el estado del mismo era ya calamitoso dando pie durante la primera mitad de los años cuarenta al famoso dicho popular ‘Mientras haya purpurina la Coronación camina’.

Tras la finalización de la Guerra Civil, la Semana Santa de Jerez adquiere una imparable sevillanización. Esto provoca en la hermandad serios disgustos entre sus partidarios y los defensores de mantener las formas y modos jerezanos tradicionales. En el año 1944 esa disputa interna se inclina hacia la sevillanización, comprándose un paso a la Hermandad de los Panaderos de Sevilla junto con tres de sus imágenes secundarias. El paso era obra de Manuel Rodríguez Espinosa de 1887 y las tres imágenes de romanos están atribuidas a Juan de Astorga.

La solidaridad propia de las hermandades jerezanas de la posguerra hizo que este paso fuera prestado por nuestra Hermandad para que también procesionara en los primeros años de la recién creada Hermandad de la Lanzada (1949 y 1950), así como un año que lo necesitó la Hermandad de las Cinco Llagas (1951). Como dato curioso este paso salió por las calles de Jerez dos veces durante tres años consecutivos.

En el año 1952, concretamente el dos de Mayo, se rubrica el acuerdo con la Hermandad con el escultor José de Ovando para la talla de un paso de misterio de estilo barroco. El precio convenido  ascendió  a 24.000 pesetas. Este precio no incluía el precio de la madera  ni el dorado, que correría a cargo de la Hermandad.

El Domingo de Ramos del año siguiente se estrena la talla del paso en su totalidad sin dorar. Las andas llevaban cuatro cartelas en la canastilla y cuatro en los respiraderos representando momentos de la pasión. La cartela frontal fue realizada  por el Reverendo Padre Enrique Hernández y Rodríguez de los Ríos y representa la adoración de los Reyes Magos, la trasera, obra de Jesús González Ramírez representa el traslado al sepulcro de Nuestro Señor, y la de los costeros, efectuadas por Agustín Pérez González, plasman la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y la Resurrección.

La iluminación estaba compuesta por cuatro candelabros situados en las esquinas con cinco luces cada uno y otros dos centrales con tres puntos de luz. En el año 1954 salió con el dorado de la parte frontal y al año siguiente ya aparece totalmente concluido. En 1983 fue vendido este paso a la Hermandad de la Veracruz de Villanueva de los Infantes de la provincia de Ciudad Real por 1.300.000 pesetas. Allí sigue procesionando el Jueves Santo con el misterio de Jesús atado a la columna.

En el año 1.975 y coincidiendo con el cincuentenario de la reorganización de la Hermandad, se encargaron las figuras secundarias actuales al imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte.

El soldado romano que se encuentra de espaldas a Jesús posee una encarnadura que contrasta vivamente con la del Señor. Está incrustándole, con un gesto de fuerza, la corona de espinas sobre su cabeza. Para destacar la violencia de este instante de la Pasión, así como su atrocidad y encarnizamiento, el artista sevillano usó un artificio, colocando una pierna de este soldado sobre el taburete en el que la imagen del Cristo está sentada. El centurión que le acompaña contempla la escena algo más atrás con una expresión entre asombrado y horrorizado.

Ambas imágenes llevan coraza ceñida al cuerpo que recuerdan mucho a la escultura de Augusto de Primo Porta. La del legionario es de color metálico mientras que la del centurión, para diferenciar el rango, es de color dorado. Ambas corazas fueron realizadas en los talleres de Villarreal.

En cuanto a las otras dos figuras secundarias que aparecen en dicho paso, uno de ellos porta una caña en la mano, en actitud de pegar a Cristo o ofreciéndosela a modo de burla como cetro simulado. La otra imagen responde a un término estético distinto, puesto que, con el ademán expresivo de las manos, se advierte que está insultándole al Señor.

Presentación del grupo escultórico. Centro .D Luis Álvarez Duarte. Dcha N.H.D Manolo Liaño

En el año 1.983 se estrena sin dorar el actual paso, obra de Manuel Guzmán Bejarano. El dorado fue finalizado en 1985 y realizado por Manuel Calvo. Las medidas de sus andas son doscientos treinta y siete cms. de ancho por cuatrocientos setenta y siete de largo y ciento cincuenta y dos de alto.

La canastilla tiene un enorme basamento con unas ménsulas de gran relieve de las que arrancan las diez capillas que posee en su parte superior. En estas capillas del canasto figuran las imágenes de Santiago (Patrón de España), San Juan Grande (Patrón de la Diócesis de Asidonia-Jerez), San Agustín (El convento de San Agustín fue sede de la Hermandad durante más de 200 años y allí se reorganizó en 1896), San Dionisio (Patrón de la Ciudad), San Pedro (Parroquia en la que reside), San Francisco de Paula, San José, San Bernardo, San Francisco de Agarráis y Santo Domingo de Guzmán (por onomásticas y devociones de diferentes hermanos).

En las esquinas, sobre otras baldas de perfil , están los evangelistas. La planta de la canastilla crea sobre los laterales de la mesa grandes concavidades en las que resaltan las tallas de cuatro Arcángeles con cartelas que contienen salmos versículos del Miserere. Los Arcángeles se apoyan en unas peanas muy elaboradas ,y al igual que los evangelistas, exceden la altura de la canastilla. En los respiraderos, entre las volutas y las hojas de acanto, solo hay cabezas de angelitos. Todas y cada una de las figuras están estofadas y policromadas.

La iluminación que usa este paso es a base de seis candelabros.


Alfonso Martín-Bejarano Ejarque