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Empecemos viendo cómo anunció la prensa este momento histórico:
‘Como nuevo testimonio del incesante laborar de nuestros cofrades y también como pieza destacada de los estrenos de este año, los fervorosos Hermanos de la Coronación de Espinas ofrendan a su titular la Santísima Virgen de la Mayor Aflicción una por todos conceptos magnífica corona en plata cincelada y dorada, ejecutada con todo primor en taller jerezano.
La hermosa joya, en cuya construcción se han empleado ocho kilos de plata, es del mejor estilo renacentista, respondiendo su traza a original y bien realizado dibujo. El canasto en forma octogonal, lleva en cada una de sus caras otros tantos escudos, y se sostiene al aire, sobre aro también cincelado, que reposa sobre cabecitas de ángeles, cerrando en la parte alta por imperiales del mejor gusto sobre los que se asienta la esfera del mundo rematada a su vez por cruz de filigrana y rica pedrería. La ráfaga o aureola es bellísima, construida por dieciséis cabezas de ángeles como base del resplandor.
Remata la obra el escudo de la Cofradía, presentando ello una novedad sobresaliente.
Tanto la forma como el trabajo en sí, y la distribución de la pedrería, resultan de la mayor delicadeza, y esta corona es nueva pieza que viene con justicia a enriquecer el tesoro cofradiero de la ciudad.
Mañana domingo [de Pasión], en la capilla de los Desamparados, y en solemne función, a las once de la mañana será bendecida, imponiéndose a seguido a la Santísima Virgen, ya colocada en su paso procesional, terminando los actos con salve cantada.
Durante el día de hoy podrá admirarse la espléndida corona en céntrico escaparate‘.
Y aquí la crónica del acto:
‘Después de solemnísima función, el párroco de San Pedro, don Anselmo Andrades, procedió con las preces de rúbrica al acto de la bendición, pronunciando luego sentidas palabras, en las que puso de relieve cómo estas ofrendas son la expresión y reflejo del amor hacia la Santísima Virgen.
Impuesta la corona se terminó con Salve cantada.
Como padrino de esta bendición actuaron los señores de Rodríguez Marín (don Mario), él, mayordomo de la Hermandad.
Como acto simpático debe destacarse que en la mañana del mismo día la Hermandad de la Coronación obsequió a ciento cincuenta niños pobres del barrio de La Albarizuela con espléndidos desayunos, para así mejor conmemorar el acontecimiento‘.
¿Sabías que esta corona fue impuesta a Nuestra Señora de la Mayor Aflicción, anterior titular de la Hermandad, y portada por ella hasta que fue sustituida en 1950 por Nuestra Señora de la Paz en su Mayor Aflicción?
Desde que le fue impuesta el 23 de marzo de 1.947, Domingo de Pasión, colocada ya en su paso, hasta que esta imagen fue sustituida a principios de 1950, la corona fue portada por Nuestra Señora de la Mayor Aflicción. Al menos en las procesiones de 1.947, 48 y 49 respectivamente.
¿Sabías que la ejecución de esta corona está íntimamente relacionada con el proceso de sevillanización iniciado en 1944 por la Hermandad?
La crisis de gobierno que sufrió la hermandad en el año 1.944 y que llevó a más de la mitad de la Junta de Gobierno del momento, dirigida por D. José Puerto Aragón, a no participar en la procesión de penitencia de ese año como medida de protesta, tuvo como consecuencia final el nombramiento de una gestora por parte del Cardenal Segura que daba un respaldo claro a los “rebeldes” con ansias reformadoras. La ola sevillanizante que había llegado a Jerez con timidez a principio del siglo XX se convirtió en un tsunami una vez finalizada la Guerra Civil, y en solo cinco años arrastró las “viejas costumbres” en nuestra Hermandad.
Estos años transcurridos desde el final de la guerra hasta la crisis de gobierno estuvieron marcados por un proyecto personal de D. José Puerto que anhelaba lo mejor para su amada Virgen de la Mayor Aflicción y que fue focalizado en la construcción de un paso en plata de ley “como el de la Merced”. Para poder lograrlo se abrió una suscripción de plata y joyas con las que poder sufragar tan ambicioso proyecto llegándose a acumular hasta 35kg. El problema era que mientras no se lograba este objetivo se dejaban abandonados el resto de reformas necesarias en los pasos y enseres. A tal punto llegó la situación que sus compañeros directivos llegaron a expresar en las actas la vergüenza que sentían cuando otros cofrades se reían de ellos por el estado de los pasos, enseres e imágenes de la cofradía. No en vano, de esos años proviene el famoso dicho popular cofrade “Mientras haya purpurina la Coronación camina”. Ante esa situación, el descontento primero, y la rebelión después llevó a una situación insostenible en el seno de la directiva del momento.
El hecho es que, una vez es nombrada la gestora, en sólo siete meses se revoluciona el aspecto externo de la Hermandad con la compra del paso de misterio renacentista a la sevillana hermandad de los Panaderos, la construcción de un paso de palio nuevo más grande (2 varales más) con respiraderos de plata cofradiera y la ejecución de las obras necesarias en la Capilla que permitieran la salida de estos pasos cargados por dentro, «a la sevillana».
La plata que se había acumulado para el proyecto de paso de la Virgen de D. José Puerto seguía en su poder y éste se resistía a entregarla. Tras muchas presiones por fin lo hizo en septiembre de 1945. La junta de gobierno decide entonces vender la mayor parte de la misma y reservar 8kg para posibles reclamaciones de los donantes con la idea de, pasado un tiempo prudencial, emplearla en realizar una nueva corona para la Virgen. Ésta corona.
El 10 de junio de 1946 se firma el contrato para su ejecución con el orfebre Emilio Landa cuyo contenido dice lo siguiente:
‘La Hermandad del Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas y Nuestra Señora de la Mayor Aflicción, de Jerez de la Frontera, contrata con el Orfebre Don Emilio Landa, la construcción de una Corona doble (de dos caras) de plata de ley, dorada, para la Santísima Virgen de la Mayor Aflicción con arreglo a las siguientes condiciones:
- La Corona será exacta reproducción del dibujo presentado por el Sr. Landa, y aprobado por la Hermandad, debiéndose poner de acuerdo ambas partes con respecto a la distribución de los escudos y atributos, así como sobre la ejecución de los mismos, previa presentación y aprobación de los respectivos dibujos parciales. El Sr. Landa cuidará mucho el detalle y terminación de sus distintos acoplamientos, con el fin de que armonicen con la importancia y valor del trabajo, y no desdigan del mérito del conjunto.
- El precio convenido es el de 16.500 pesetas (dieciséis mil quinientas), más la entrega por la Hermandad de siete kilos de plata de ley de novecientas dieciséis milésimas. En dicho precio está comprendido el dorado completo con oro de ley, las piedras que hayan de adquirírsele, el fundido y laminado de la plata, dibujos, y confección de la corona. Es decir, que la Hermandad solo entregará al Sr. Landa por la corona terminada la suma de 16.500 pesetas (dieciséis mil quinientas), más los siete kilos de plata. Si la Hermandad llegase a disponer del oro necesario para el dorado, y lo entregase al Sr. Landa, del importe citado se deduciría la cantidad de MIL PESETAS, quedando el precio total reducido a 15.500 pesetas (quince mil quinientas).
- Al firmarse el presente contrato la Hermandad hará entrega al Sr. Landa, contra recibo firmado por este, de los siete kilos de plata, así como de la cantidad de TRES MIL PESETAS, y en meses sucesivos, a partir del próximo Julio, le irá entregando mensualmente MIL QUINIENTAS PESETAS. Al quedar terminada y entregada la corona, de perfecta conformidad, se le abonará la cantidad que quede pendiente de liquidación.
- El Sr. Landa se compromete a entregar la corona, completamente terminada, como más tarde, en el mes de Enero del próximo año mil novecientos cuarenta y siete.
Y de conformidad ambas partes contratantes, extienden el presente por duplicado y a un solo efecto, en Jerez de la Frontera a diez de Junio de mil novecientos cuarenta y seis‘.
El documento está firmado por Emilio Landa como el orfebre y por Antonio Martín-Bejarano Arias como el Teniente Hermano Mayor de la Hermandad de la Coronación.
Unos meses más tarde Landa le reclama a la Hermandad 1.985ptas extras en concepto de 1,650kg de plata y 10gr de oro, que importaron 500ptas, de más que tuvo que emplear. Por lo que en total la Corona costó 18.485 ptas. y lleva unos 8,650kg de plata.
DESCRIPCIÓN ICONOGRÁFICA DE LA CORONA
En cuanto a la composición iconográfica de la corona se disponen los siguientes elementos:
Ocho querubines orlando la base del canasto.
Ocho escudos, uno en cada una de las ocho caras del canasto octogonal.
En el caso del lado delantero tres representado a San Pedro , San Agustín y la Colegial en referencia a la tres sedes canónicas que ha tenido la hermandad.
En la parte trasera, en el centro, se encuentra el escudo de armas del Cardenal Segura, quien ostentaba el arzobispado de Sevilla (1937-1957) en el año de la construcción y estreno de la Corona.
En la parte trasera a la derecha se encuentra el símbolo mariano de la fuente manando que viene a ahondar en la idea de la Virgen como el origen de muchas gracias (fuente de la sabiduría, de la salud, etc.).
En la parte trasera a la izquierda se puede contemplar una jofaina con una jarra que parece representar el lavatorio de manos de Pilatos, símbolo en apariencia extemporáneo de la obra. Sobre este escudo se encuentra cincelada la autoría de la obra: ‘Construida por E. Landa Año = 1.946 Xerez‘.
Aunque no podemos confirmar por completo el motivo de la inclusión de este símbolo en la corona, todo hace indicar que se trata de una licencia o marca del autor mostrando su filiación y pertenencia a la Hermandad de la Sentencia de Sevilla (La Macarena). Para ella hizo Landa sus primeros trabajos cofrades en el año 1.936 junto a sus compañeros Francisco Bautista Lozano y Juan Fernández Gómez. Entre ellos, por ejemplo, ocho de los doce varales (los cuatro de las esquinas los hizo Cayetano González), los candelabros, las jarras y la peana del paso de palio. Esteban Benítez Domínguez, gran cofrade de las Tres Caídas e hijo de “Estebita”, quien fuera aprendiz en el taller de Emilio Landa y gran amigo de la familia, ha tenido el detalle de consultar el asunto con su padre y éste con Teresa Landa. Ella le ha confirmado que los tres orfebres se hicieron hermanos de la Macarena cuando les fueron encargados los mencionados trabajos de orfebrería del paso de la Macarena y que además su hermano Juan nació un día 18 de diciembre, festividad de la Esperanza.
En los laterales se encuentran dos Arma Christi o instrumentos de la Pasión, uno a cada lado, representando el martillo y las tenazas en el lado izquierdo, y la columna con los flagelos en el lado derecho, según se mira de frente la corona.
Cada uno de estos ocho escudos “nacen” de un jarrón y son rematados por una piña. Nada es casualidad en esta impresionante obra de Landa en la que quiso enmarcar cada símbolo entre una representación de la Virgen María (El jarrón simboliza el seno de la Virgen María como receptora y recipiente de la vida en Cristo) y otra de Jesucristo (La piña representa a Cristo como símbolo de vida eterna, unión de lo mortal y lo inmortal) en un recorrido que viene a decirnos que “por María se llega a Cristo”.
La corona presenta también el Escudo de España a la izquierda y el de Jerez a la derecha tanto en la parte delantera como trasera del aro.
Aparecen cuatro piedras traslúcidas dos en cada lado en la parte delantera.
El canasto queda cerrado por imperiales cuyo remate es una bola del mundo coronada por una cruz (Cristo como soberano del mundo por medio de la Cruz) de filigrana que engasta cinco piedras traslúcidas azules y una pequeña transparente en el centro, además de algunas pequeñas orlándola.
Sobre la Cruz se representa una flor de lis o lirio con quince diamantes incrustados y dos piedras de color morado bajo cada punta lateral. La flor de lis o lirio blanco es un símbolo mariano muy habitual que se asocia a la pureza, caridad e incluso a la Inmaculada Concepción, en cuyo caso los tres pétalos representan la triple virginidad como virginidad perpetua de María (antes, durante y después del parto), aunque también es usada en otras ocasiones como símbolo de la Santísima Trinidad.
Treinta y dos querubines, dieciséis por cada cara, se encuentran en el nacimiento de cada ráfaga. Dieciséis ráfagas de siete puntas rematadas en el rayo central de cada grupo por una pequeña flor de lis. Cada ráfaga está separada una de otra por un rayo de orfebrería.
Y, al fin, el Escudo de la Hermandad que sirve de remate situándose en el lugar superior de las ráfagas.
En la seguridad de que el conocimiento de nuestro patrimonio hará que valoremos más si cabe a nuestros mayores que nos legaron la Hermandad que tenemos hoy en día queda rematado este artículo que pretende poner en valor esta corona en su setenta y cinco aniversario.
Artículo elaborado por
Alfonso Martín- Bejarano Ejarque